El hombre que tiene el síndrome de Peter Pan, en realidad esconde  un trauma que dificulta, o bloque la madurez emocional  desde que era un niño. Como adulto tiene resistencia a aceptar los roles y los compromisos o obligaciones propios de la adultez, cosa que afecta a su entorno social y sus relaciones interpersonales. 

Si un hombre no puede renunciar a ser hijo para ser padre, será el primer indicio para identificar este síndrome, ya que se sienten como niños, viven como niños y esperan ser entendidos  y aceptados tal cual son, por los demás, como siempre fue en la infancia.

Es característico que se identifique sobre los 30 años, edad en la que ya arrastran inmadurez psicológica, inhabilidad social y problemas sexuales, ya que no suelen estar conectados con esta parte adulta de ellos generalmente. Son hombres con rasgos narcisistas, de dependencia emocional,  que no se comprometen, y se rebelan con todo aquello que no vaya con ellos.

El mayor miedo que sienten los hombres peter pan, es sentir abandono, sentir soledad, y el fracaso, cosa que sin ser conscientes de ello,  retroalimentan que les suceda, al no comprometerse, al ser irresponsables y culpabilizar a los demás y no ser asertivos.

De alguna manera, no saben como cambiar el patrón de actuación, pero sienten el vacío, o las oportunidades perdidas por su manera de ser.

A nivel de pareja no ponen energía para formar una pareja madura y estable, son niños que se resisten a crecer y madurar, por lo que serán incapaces de cuidar, proteger o llevar hacia delante a una relación de pareja, momento en el cual la terapia de pareja, o en caso de no tener pareja, la terapia individual, valora y da las herramientas necesarias para implementar nuevos patrones de actuación, que hagan que el bloqueo emocional infantil que arrastra, no condicione como lo hace el presente y sus relaciones maduras en general.