Me parece un buen momento para introducir la Morfopsicología como un saber próximo, accesible y muy útil para todo aquel que quiera indagar en las profundidades del ser, ya sea para aplicarlo en consulta con un paciente, en recursos humanos para la selección de personal, o en el día a día, para percibirnos y entendernos mejor.
¿Cuál es el origen de esta orientación psicológica?
Este saber parte de la antigüedad. Se conoce que en Egipto tenían en cuenta las proporciones del rostro y del cráneo con un fin psicológico, y que en Grecia existió el ‘oficio’ de leer las caras. Aunque el origen de esta disciplina, como todo lo relacionado con la psique humana, tiene que ver con un saber intuitivo, aún quedaba mucho camino por delante.
El inicio de lo que hoy ha llegado a ser esta orientación psicológica parte del psiquiatra francés Louis Corman, que desde la fisionomía, unifica las leyes generales conocidas hasta el momento para asentar las bases de una nueva disciplina psicológica que él llamará Morfopsicología, trabajo que ha seguido como discípulo directo el doctor Julián Gabarre, referencia de la actual Morfopsicología a la que también denomina la «Nueva Psicología Diferencial»
Este conocimiento ha sido empírico en su origen -o basado en la experiencia y percepción- para poco a poco, y en en paralelo al avance de las técnicas de neuroimagen, ir adquieriendo rigor y cientificidad.
¿Quién es Julián Gabarre?
Es el Fundador del Instituto Superior de Morfopsicología de Barcelona. De él parte el interés de llevar a cabo la verificación de esta rama de la psicología, por medio de la experimentación científica.
Con este fin comienza a investigar los fundamentos científicos y las conexiones neuronales existentes entre cerebro y rostro. Ha conseguido verificar que el sistema nervioso central, el sistema nervioso periférico, el cerebro y el rostro, están interconectados de una manera más directa de lo que pudiera imaginarse.
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En colaboración con la Universidad Autónoma de Barcelona, pone en marcha un estudio de electromiografía cerebro-rostro, con el fin de comprobar – cuantitativamente – cómo las emociones se relacionan con un aumento de la actividad eléctrica en la zona media del rostro – zona del rostro que la Morfopsicología vincula a la zona emocional – zona facial que está directamente conectada con el cerebro mamífero, formado por el sistema límbico.
Con este estudio pudo verificar las diferencias existentes entre sujetos en los que predomina la emoción, respecto de los que tenían como zona dominante la relacionada con el intelecto o con el instinto, al exponerlos a un tipo concreto de estímulos.
Primero, hizo las hipótesis tomando como base los rasgos y estímulos a aplicar, para posteriormente aplicar dichos estímulos y registrar los datos neurofisiológicos de la respuesta cerebral dada, pudiendo verificar las hipótesis iniciales.
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En conclusión, Julián Gabarre consigue demostrar la correlación directa de lo que la Morfopsicología afirma, la relación del rostro con la psique, por mediación de nuestro sistema neurofisiológico.
¿Qué nos aporta este saber?
Se centra en el estudio de la psicología de la conducta, de las competencias propias -puntos fuertes y débiles de la persona-, sin olvidarnos del carácter, factor que condiciona a la personalidad que expresamos en el día a día en interacción con el medio en el que vivimos.
Por tanto abarca desde lo biológico-genético, a las causas epigenéticas- ambientales- sociales.
Su punto de partida es la premisa siguiente:
‘Todo ser humano está en una constante evolución, somos seres dinámicos’
Es un saber que parte del no-juicio, de la comprensión del otro.
La Morfopsicología, por tanto, proporciona una conexión objetiva con el inconsciente del consultante, con su funcionamiento interno, factor que facilita la intervención terapéutica posterior, al proporcionar la información necesaria para poder involucrar en el proceso terapéutico a quien ha venido a buscar respuestas sobre sí, o sobre cómo solucionar algo que la persona por si misma no sabe cómo gestionar a falta de herramientas o por desconocimiento de sus propias habilidades.
¿Cómo procedemos a hacer un estudio morfopsicológico?
Para realizar un estudio o informe morfopsicológico, primero se tiene una entrevista en vivo con la persona. En ella plantea lo que quiere mejorar, o la problemática que tenga en ese momento.
De esa entrevista recibiremos una primera impresión a tener en cuenta para el estudio del rostro, ya que veremos cómo es la dinámica psíquica de esa persona por el dinamismo de los receptores sensoriales (ojos, nariz y boca), y a su vez obtendremos información directa de otras características que en una foto se diluyen -por ejemplo, la piel (irrigación, tonicidad…)-.
-Hay mas factores del rostro a tener en cuenta en la entrevista presencial, pero como pincelada inicial sirve para ilustrarnos-
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El rostro revela el funcionamiento del ser -los receptores sensoriales son las puertas que dan acceso a los intercambios de sensaciones, saberes y percepciones – nuestro mundo interior- con la realidad o -el mundo exterior-
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El segundo paso es el estudio metodológico y holístico del rostro, partiendo de fotografías muy concretas del rostro de la persona. Para proceder a hacer el estudio se requiere tener las nociones teóricas muy claras, no proyectar en el paciente nada propio – por tanto haber hecho un trabajo en uno mismo- y ser activo en actualizarse y continuar día a día trabajando casos, ya que como en toda disciplina, se requiere de experiencia para así interiorizar el saber y hacerlo de uno mismo -aprehenderlo-.
La Morfopsicología no solamente es una herramienta descriptiva sino que abre propuestas para hacer un trabajo personal. Da información para sacar a la luz, y potenciar, nuestras fortalezas y ser conscientes de nuestras debilidades, para poder trabajarlas y generar el cambio preciso.
Puede aplicarse en niños para mejorar su desarrollo psíquico y físico; y en adolescentes, para guiarlos y ayudarlos a conectar con su ‘yo adulto’. Normalmente la petición del informe vendrá por parte de la familia.
En el caso del adulto normalmente la petición partirá de la propia persona, y tendrá como objetivo la mejora de las propias competencias y la superación de conflictos y psicopatologías que por sí mismo no sabrá cómo solucionar.
Es una orientación psicológica trasversal; por tanto complementa y es complementada, por y con, otras disciplinas psicológicas.
La idea del informe es hacer una valoración inicial, a partir de la cual tener una visión objetiva del carácter inconsciente de la persona que viene a consulta para poderlo cotejar con la personalidad que muestra y, por tanto, con el modo que tiene de relacionarse con el mundo, no olvidando el problema a tratar y cuál es el mejor modo de intervenir en su caso en concreto.
– Como Julian Gabarre defiende, – COMPRENDAMOS Y NUNCA JUZGUEMOS-
Aconsejo a todo aquel profesional que se dedique a la Psicoterapia y/o Psicología, que si tiene la posibilidad se forme como complemento a su saber en esta vertiente psicológica que con el tiempo ganará más adeptos, ya sea de la mano de Julian Gabarre, o de su predecesora, Cristina Gabarre.
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La MORFOPSICOLOGIA es una herramienta que ayuda al psicólogo a adecuar con mayor exactitud el tratamiento y la posterior intervención, disminuyendo la cantidad de sesiones necesarias para solucionar la problemática a tratar.