Existen parejas donde los celos unen, ya que ambas partes de la relación son personas con un perfil de personalidad similar, y que la adrenalina que generan con este ‘ juego’ les une todavía mas,  y relaciones donde los celos son un problema que distancia a las personas que forman la pareja.

En toda relación de pareja existen los celos adaptativos, siendo un factor sano y que ayuda a construir un proyecto de vida sano. Los celos adaptativos tienen que ver con el vínculo con la persona amada y el temor a perderla. Estos celos no generan malestar ni pensamientos rebuscados sobre la persona con la que se comparte la vida ni con su entorno, únicamente nacen del deseo de cuidar la relación sentimental que se tiene y crecer en ella. 

Los celos patológicos o ‘celotipia’ se caracterizan por ser preocupaciones reiteradas sobre la fidelidad y lealtad de la pareja. Generan gran ansiedad y un estado de alerta que implica hipervigilancia, lo que lleva a la persona celosa a tener conductas de control sobre la pareja, con el fin de aminorar el propio malestar.  

En muchos casos se cae en el error de confundirlos con los ‘celos adaptativos’ es decir, con una conducta de preocupación y amor hacia el otro, dejando de lado en este caso, la motivación ( inseguridad) y las consecuencias nocivas para la propia relación ( control y discusiones).

Los síntomas de que se sufren celos patológicos llevan implícitos síntomas a nivel emocional como son desarrollar sentimientos negativos hacia el entorno con el que se relaciona la pareja, sentir desconfianza de la manera de comportarse de la pareja y en casos extremos llegar a sentir ansiedad, depresión e irritabilidad con explosiones de ira. A nivel de pensamiento la persona que sufre de celos tiene habitualmente pensamientos distorsionados sobre la posibilidad de infidelidad por parte de su pareja, tiende a procesar los estímulos ambiguos cómo muestras de infidelidad cómo pueden ser sonreír o mirar a otra persona, llamadas o mensajes de amigos y suelen realizar comparaciones con respecto a otras personas con las que se relaciona su pareja, focalizando estas comparaciones en los aspectos positivos del otro y negativos de sí mismas. A nivel de conducta aparecen conductas de control y supervisión del comportamiento de la pareja que les permiten el acceso continuo a la persona amada.

Las personas con celos patológicos presentan habitualmente un nivel de inseguridad alto y una baja autoestima, lo que lleva asumir que al ser poco valiosos su pareja, tarde o temprano, les abandonara. 

Está creencia puede tener diferentes orígenes, el primero nacería en la infancia en la que la persona no obtuvo el afecto necesario para generar una autoestima sana, el segundo parte de experiencias sentimentales previas, y el tercer detonante partiría de la personalidad de la persona que padece celos, o lo que es lo mismo personas que necesitan un elevado control sobre su entorno para sentirse seguras debido a no tolerar bien la incertidumbre que conlleva una relación de dos o bien personas preocupadas por su imagen social que tenderán conductas celotípicas para prevenir infidelidades y evitar convertirse en el centro de comentarios de su entorno.

Las creencias y las expectativas falsas sobre el amor y las relaciones, juegan también un papel determinante en la idealización del amor, llevando a las personas celosas a interpretar comportamientos sanos como querer quedar con otras personas o tener tiempo para cubrir necesidades personales cómo muestras reales de infidelidad.

En consulta la psicóloga o el psicólogo mediante terapia de pareja o terapia individual, según sea el caso, trabaja con la persona para valorar que detonantes del presente existen para que la persona padezca de celos, y ver si este malestar tiene base real en una infidelidad. A su vez se valorará que factores personales entran en juego para que la relación en lugar de construir, esté destruyendo a ambos integrantes de la relación, operativizandolos para que la persona fortalecida y salga lo antes posible de esta situación.